Boostrapping, qué es y por qué es cada vez más popular entre los emprendedores

Resumen

Una de las prácticas más comunes en el mundo del emprendimiento es el arte de hacer uso de los medios que se tienen, exprimirlos al máximo y aprender a sustituir aquellos de los que se carece.

Aterrizar una idea, estudiar a la competencia, medir el impacto de un producto o saber financiarlo son algunos de los puntos clave por los que toda persona que comienza una empresa va a pasar. Sin embargo, es necesario tener una estrategia que lo haga posible en cualquier circunstancia o, muy comúnmente, cuando se cuenta con menos herramientas de las habituales para avanzar con cierta facilidad.

Eso precisamente es lo que significa el término anglosajón bootstrapping que, literalmente, es emprender con pocos recursos y, en la mayoría de los casos, con capital propio, es decir, sin contar con financiación externa y controlando la entidad en su totalidad, como en su día hicieron Apple, GoPro o Freepik, esta última española.

Se trata de un concepto que está ganando cada vez más adeptos en los últimos años y que tuvo su punto de inflexión en la crisis económica de 2008 (la más grave desde la crisis del 29), ocasionada por el colapso de los precios de los bienes inmuebles en Estados Unidos.

Al llevar a cabo este tipo de financiación, la confianza reside en los ahorros particulares de la persona emprendedora. El motor del negocio pasan a ser los propios clientes, que serán quienes respalden económicamente el desarrollo de la startup.

Teniendo esto en cuenta, algunas de las razones por las que cada vez son más los emprendedores que se deciden a practicarlo son las siguientes:

  • Control total de la empresa: aunque ya se ha mencionado cabe destacar que, al carecer de financiación externa, la persona que emprende tiene el control total de su startup y puede decidir en base a su propio criterio.
  • Ahorro de costes: la autofinanciación permite ahorrar en costes innecesarios y favorece una rentabilidad más rápida, ya que se empieza con una inversión más modesta y el beneficio puede lograrse a corto plazo.
  • Administración astuta: o, dicho de otra manera, gestión inteligente de los recursos financieros y práctica de acciones que supongan mayores beneficios a medio y largo plazo para el negocio.
  • Creatividad como valor diferencial: la necesidad agudiza el ingenio y, al carecer de grandes activos económicos o contactos, plasmar ideas genuinas con las que diferenciarnos de la competencia puede encaminar el proyecto hacia el éxito.

 

Por otra parte, no se deben pasar por alto algunas contraindicaciones del bootstrapping, ya que la responsabilidad y el riesgo caen prácticamente en su totalidad en la persona que crea la entidad y, en caso de generar pérdidas, será ella quien tenga que asumirlas.

En la misma línea, la falta de recursos dificulta el margen de maniobra de algunas gestiones, lo que puede causar frustración y obligar a la persona a hacer sobreesfuerzos sin poder contar con empleados o materiales adicionales para desarrollar su pequeña empresa.

Por eso es muy recomendable ser resiliente y adaptarse al cambio a través de financiación creativa, optar por un marketing de bajo coste y lanzar un Producto Mínimo Viable (MVP) en cuanto se pueda, pero sin escalar demasiado deprisa.

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