- El low-code es una metodología de desarrollo de software que permite crear aplicaciones mediante interfaces visuales y componentes prediseñados
- Las empresas la utilizan para automatizar procesos internos y modernizar sistemas antiguos, manteniendo la eficiencia y ahorrando costes
En un mundo empresarial donde la agilidad y la eficiencia son imprescindibles, el low-code ha emergido como una solución clave para enfrentar los retos de la digitalización. Este enfoque no solo acelera el desarrollo de aplicaciones, sino que también democratiza el acceso a la creación de soluciones tecnológicas, permitiendo a personas con o sin experiencia técnica contribuir a la innovación en sus empresas.
¿Qué significa el término low-code?
Estas palabras hacen referencia a una metodología de desarrollo de software que permite crear aplicaciones mediante interfaces visuales y componentes prediseñados, minimizando la cantidad de código que se debe escribir. En lugar de programar desde cero, las plataformas de este tipo de información proporcionan herramientas de diseño intuitivas, como funciones de arrastrar y soltar, flujos de trabajo automatizados y modelos preconstruidos. Gracias a este enfoque se optimizan tanto el tiempo como los recursos necesarios para desarrollar soluciones tecnológicas, facilitando la participación de profesionales con perfiles no técnicos en el proceso.
Teniendo esto en cuenta, he aquí algunos beneficios de contar con esta metodología en un negocio:
- Rapidez en el desarrollo
Esta herramienta facilita que las empresas puedan desarrollar y lanzar aplicaciones de un modo hasta diez veces más rápido, permitiéndoles adaptarse rápidamente a las necesidades del mercado y mejorar su competitividad. - Reducción de costes
Al requerir menos tiempo y personal técnico especializado, el low-code reduce significativamente los costes asociados al proceso de desarrollo de la informática tradicional. - Democratización en la programación de código
Esta metodología promueve la participación de equipos no técnicos, como los responsables de negocio, permitiéndoles colaborar en la creación de soluciones personalizadas que responden directamente a sus necesidades. - Resiliencia frente al cambio
Las aplicaciones desarrolladas con este tipo de lenguaje informático son fáciles de modificar y escalar, asegurando que puedan evolucionar junto con el crecimiento del negocio y adaptarse a los cambios que traiga el futuro. - Integración sencilla y compatible con otros ecosistemas
Estas plataformas están diseñadas para integrarse con sistemas ya existentes, facilitando una transición tecnológica fluida y coherente que sea compatible operativamente.
Las empresas están utilizando low-code para automatizar procesos internos, como la aprobación de solicitudes o la gestión de inventarios, y para modernizar sistemas antiguos, manteniendo la eficiencia y ahorrando costes. En este sentido, algunos ejemplos de uso de esta filosofía digital son herramientas como Zapier, Make o Microsoft Power Automate; todas ellas muy populares por su capacidad para simplificar la automatización y conectar plataformas de manera intuitiva.
Si bien es cierto que hay una gran cantidad de consideraciones a favor de esta herramienta no técnica, también hay una serie de desventajas que se deben considerar al respecto, ya que este tipo de código también tiene algunas limitaciones.
Aquellos proyectos que requieran de procesos mucho más personalizados o necesiten un rendimiento extremo no serán tan compatibles con el low-code, igual que el hecho de depender de un proveedor de plataforma, algo que puede convertirse en un desafío a largo plazo si surgen cambios en términos de costes o de soporte.
El low-code, en definitiva, es una herramienta transformadora que impulsa la innovación y la eficiencia empresarial. Aprovechar su potencial puede marcar la diferencia para quienes buscan adaptarse y crecer en un entorno competitivo.
Con este enfoque como referencia se puede decir que casi todas las empresas pueden encontrar beneficios en el desarrollo low-code en momentos concretos de su desarrollo, sobre todo en fases más tempranas; pero hay que tener en cuenta que este es un nivel de código más intermedio, a mitad de camino entre el pro-code, elaborado por programadores altamente cualificados en escritura y desarrollo minucioso de código, y el no-code, un enfoque de interfaces intuitivas y predeterminadas que facilitan que cualquier persona sin conocimientos técnicos pueda aplicar o desarrollar soluciones tecnológicas.