- El marketing sonoro es una estrategia que busca asociar un sonido distintivo con un producto para que refleje sus valores, personalidad y objetivos
- El mundo auditivo puede proporcionar tanto sonidos como jingles que provoquen asociaciones emocionales entre el cliente y la marca
- Las playlists de marca son un recurso innovador para crear conexiones más profundas con el público, la lista debe estar alineada con los valores de marca
¿A qué suena tu marca? Puede que no sea una pregunta frecuente para realizarse, sin embargo, en una actualidad saturada de estímulos visuales y con una ambición constante por buscar la conexión con el cliente, puede que sea el momento adecuado de formulársela.
En la continua búsqueda de nuevos formatos que atraigan a los clientes, surge una herramienta que pretende conectar con las personas a través del oído, y que cada vez gana más seguidores. Hablamos del marketing sonoro, una estrategia que busca asociar un sonido distintivo a modo de marca con un producto para que refleje sus valores, personalidad y objetivos, centrándose en conseguir una identidad auditiva única y diferencial.
La música tiene un profundo impacto en las personas, provocando emociones que se pueden utilizar como asociación de marca a un producto determinado, evocando el origen empresarial. Aspectos como la generación de recuerdos o la influencia en el estado de ánimo son los que provocan la música que está bien seleccionada. Esto se convierte en una herramienta estratégica para potenciar la toma de decisiones, fidelizar e identificar a un determinado producto con una marca, reforzando sus valores y generando un mayor engagement con sus clientes. Por lo tanto, siguiendo la tendencia de llegar a los consumidores a través de sus emociones y provocar que se identifiquen con la filosofía de una marca, puede hacerse a través de un sonido o una melodía adecuada.
Pero, dentro de esta estrategia podemos encontrar dos vertientes, una más tradicional y otra más moderna y accesible.
Un sonido característico
A la hora de generar un ambiente propenso a la emoción, el mundo auditivo puede proporcionar tanto sonidos como jingles, o canciones breves y pegadizas, que provoquen asociaciones emocionales entre el cliente y la marca de un determinado producto o servicio.
Con el objetivo de influir en el comportamiento de los consumidores, el sonido de una marca puede ser único, característico y de asociación inmediata. Si nos paramos un momento a pensar, seguramente recordemos sonidos de marcas: como el sonido de inicio de un ordenador “Apple” o de la aplicación “Netflix”, o el jingle de “Mercadona”. Son sonidos tan característicos e identificativos que incluso se protegen para que, de ser copiados, el derecho generado sirva como herramienta de defensa. Para ello, y para fortalecer la identificación del producto con la marca, existe un organismo en nuestro país donde se pueden registrar las partituras que representan el sonido de una marca: la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM). Esta institución, tiene como objetivo fortalecer esa identidad entre el producto o servicio y el origen empresarial a través de la concesión de una marca sonora, siempre que sea única y distintiva, permitiendo que ese derecho pueda ser usado de una manera exclusiva por su titular de manera ilimitada siempre y cuando se renueve cada 10 años, pagando una tasa de registro y de renovación.
Un simple sonido, cuidadosamente diseñado e integrado en una estrategia de marca, puede activar el recuerdo del cliente y generar emociones que van desde el afecto hasta el rechazo. En definitiva, contribuye a la notoriedad de la reputación marcaria de un producto o un servicio de una determinada empresa.
No obstante, esta opción conlleva ciertos costes, tanto de producción como de registro si se quiere proteger. Como alternativa, existen fórmulas más actuales, sin aparente coste y que se han popularizado recientemente, pero con las que se corre el riesgo de no tener herramientas de defensa si se produce una copia.
Una playlist motivacional
En la búsqueda de generar conexiones más profundas con el público, surge una herramienta innovadora: las playlists de marca. Esta estrategia consiste en crear una selección de canciones alineadas con los valores y el estilo de vida que la marca quiere transmitir, disponibles en las principales plataformas de música.
Cada tema incluido en la lista está pensado para evocar emociones, despertar recuerdos y conectar con el estado de ánimo del consumidor. El objetivo es claro: generar una experiencia sensorial que refuerce la identidad de la marca y favorezca su asociación emocional con el público.
Utilizar listas de reproducción ofrece múltiples beneficios: permiten alcanzar una audiencia global, son fáciles de implementar y se pueden integrar en otras plataformas de contenido e incluso en la propia página web. Además, ofrecen una variedad prácticamente infinita de canciones y estilos musicales, lo que permite adaptar la selección a la identidad de cada marca. Incluso pueden convertirse en un canal a través del cual comunicar la personalidad de la empresa y de su equipo. Sumarse a esta tendencia implica que cada negocio debe encontrar su estilo sonoro propio y mantener actualizada su playlist para adaptarse a los cambios y tendencias del momento. Pero… ¡hay que tener en cuenta que hay que pagar derechos de autor por su reproducción pública!
En definitiva, apostar por el sonido como vía para transmitir los valores y objetivos de una empresa es una forma original, emocional y empática de conectar con el público e influir en sus decisiones de compra. Con la protección del sonido, se conforma una marca sonora donde la canción deja de ser solo música para convertirse en la identidad de los valores y reputación de una determinada empresa. Ya sea mediante un sonido distintivo o una lista de reproducción, el audio puede actuar como un hilo conductor que guía al cliente hacia la marca desde la emoción.